ENVÍO GRATIS A PUNTO DE RETIRO DE CORREO ARGENTINO
VERSIÓN DIGITAL EN FORMATO PDF (NO EPUB)
No disponible para descarga automática. Te enviaremos el archivo por email luego de que se haya registrado tu pago.
SOBRE EL LIBRO
Empantanados en el lodo de la vida, encapsulados en un hoy que resiente el ayer, los personajes de Veinte pitadas exhalan el humo espeso de la resignación, maldicen la finitud, hacen una mueca de desprecio y escupen al piso. Cada cuento es el resto de la historia, la parte que no figurará en ninguna autobiografía. La escritura de Marcelo Filzmoser reúne el talento verdadero (esa clase de talento que no se puede disimular) con un saber hacer consciente, un pulso amaestrado por el oficio.
Autor: Marcelo Filzmoser
Género: cuentos
Serie: Cuarto creciente
Páginas: 111
UN CUENTO DE VEINTE PITADAS
Una ciudad que todavía se llama París
Cualquiera diría que la tarde en que nos despedimos se definieron los siguientes veinte años de mi vida. No es cierto. Un parque del que no me acuerdo ni siquiera el nombre, un invierno desganado que no se tomaba en serio el trabajo de desanimar a la gente y dejarla sentada frente a los últimos televisores de tubo, una ciudad que todavía se llama París pero que bien podría haberse llamado de cualquier otra manera —ya que ese día no caminé junto al Sena ni sonreí dentro del Pompidou—, no hicieron más que decorar una decisión que había sido tomada mucho tiempo atrás. Hablo de décadas y quizás hasta de siglos. Fueron mis padres y mis abuelos y también los abuelos de mis abuelos, gente que no imaginaba nada de mí y que sin embargo trazó un camino del que no pude apartarme y al que siempre —ahora lo tengo claro— terminaré volviendo.
Cuando la conocí supe que todo entre nosotros iba a pasar, más allá de lo que cualquiera de los dos intentara hacer para evitarlo. Supe también que no iba a durar y eso fue más fácil porque a esa altura ya había aprendido que el amor estaba hecho de muchas cosas pero más que nada de finitud. Pude prever la llegada de esa tarde en que ella iba a venir al parque con sus anteojos oscuros para disimular que había llorado, que iba a encender un cigarrillo atrás del otro para dejar ver que se quería morir. Casi que la escuché titubear al momento de pedirme que no insistiera, que eso iba a ser lo mejor para los dos. En cuanto la vi supe que iba a despertarme en un colchón sobre el piso, enredado con ella y las sábanas, que iba a pasar frío, hambre, que nos íbamos a emborrachar todas las veces que pudiéramos, que iba a fumar mucho, que las risas iban a terminar en tos, que me iba a confundir en ella y que iba a sufrir como se sufre pocas veces en la vida.
Fui yo el que se acercó, el que habló primero. Ella sonrió, dijo algo sobre mi acento, la manera en que pronunciaba. Mientras me disculpaba articulando lo mejor posible mi francés de escuela secundaria, la miré un segundo. No estoy seguro de cuántas cosas más supe en ese momento, sólo recuerdo que agradecí la oportunidad.
Pocos días después de esa tarde en el parque subí a un avión y volví a Buenos Aires. Al monoambiente donde me esperaba la misma mujer que había abandonado meses atrás. Ella tampoco se sorprendió al verme.
SOBRE EL AUTOR
Marcelo Filzmoser nació en la ciudad de Buenos Aires en 1977. Formado bajo la guía de escritores como Carlos Bernatek, Pedro Mairal, Alejandro Crotto, Selva Almada y Julián López, ha sido seleccionado, premiado y editado en diversos certámenes desde el año 2000 en adelante. Cabe mencionar el Leopoldo Marechal en 2008), el Premio Itaú en 2012 y el Audiocuentos de 2018), donde fue ilustrado por Rep. Más de treinta de sus cuentos fueron publicados en el Periódico Irreverentes de España entre 2017 y 2018. De 2014 a 2019 escribió la columna “Apuntes miopes” para la revista Qu. En 2020 se editó Carcaj, libro de poemas ilustrado, y en 2025 salió su novela Mudanzas (Beatriz Viterbo).
Instagram: @marcelofilz
$7.000,00
Plazo de entrega aproximado: 2 días
VERSIÓN DIGITAL EN FORMATO PDF (NO EPUB)
No disponible para descarga automática. Te enviaremos el archivo por email luego de que se haya registrado tu pago.
SOBRE EL LIBRO
Empantanados en el lodo de la vida, encapsulados en un hoy que resiente el ayer, los personajes de Veinte pitadas exhalan el humo espeso de la resignación, maldicen la finitud, hacen una mueca de desprecio y escupen al piso. Cada cuento es el resto de la historia, la parte que no figurará en ninguna autobiografía. La escritura de Marcelo Filzmoser reúne el talento verdadero (esa clase de talento que no se puede disimular) con un saber hacer consciente, un pulso amaestrado por el oficio.
Autor: Marcelo Filzmoser
Género: cuentos
Serie: Cuarto creciente
Páginas: 111
UN CUENTO DE VEINTE PITADAS
Una ciudad que todavía se llama París
Cualquiera diría que la tarde en que nos despedimos se definieron los siguientes veinte años de mi vida. No es cierto. Un parque del que no me acuerdo ni siquiera el nombre, un invierno desganado que no se tomaba en serio el trabajo de desanimar a la gente y dejarla sentada frente a los últimos televisores de tubo, una ciudad que todavía se llama París pero que bien podría haberse llamado de cualquier otra manera —ya que ese día no caminé junto al Sena ni sonreí dentro del Pompidou—, no hicieron más que decorar una decisión que había sido tomada mucho tiempo atrás. Hablo de décadas y quizás hasta de siglos. Fueron mis padres y mis abuelos y también los abuelos de mis abuelos, gente que no imaginaba nada de mí y que sin embargo trazó un camino del que no pude apartarme y al que siempre —ahora lo tengo claro— terminaré volviendo.
Cuando la conocí supe que todo entre nosotros iba a pasar, más allá de lo que cualquiera de los dos intentara hacer para evitarlo. Supe también que no iba a durar y eso fue más fácil porque a esa altura ya había aprendido que el amor estaba hecho de muchas cosas pero más que nada de finitud. Pude prever la llegada de esa tarde en que ella iba a venir al parque con sus anteojos oscuros para disimular que había llorado, que iba a encender un cigarrillo atrás del otro para dejar ver que se quería morir. Casi que la escuché titubear al momento de pedirme que no insistiera, que eso iba a ser lo mejor para los dos. En cuanto la vi supe que iba a despertarme en un colchón sobre el piso, enredado con ella y las sábanas, que iba a pasar frío, hambre, que nos íbamos a emborrachar todas las veces que pudiéramos, que iba a fumar mucho, que las risas iban a terminar en tos, que me iba a confundir en ella y que iba a sufrir como se sufre pocas veces en la vida.
Fui yo el que se acercó, el que habló primero. Ella sonrió, dijo algo sobre mi acento, la manera en que pronunciaba. Mientras me disculpaba articulando lo mejor posible mi francés de escuela secundaria, la miré un segundo. No estoy seguro de cuántas cosas más supe en ese momento, sólo recuerdo que agradecí la oportunidad.
Pocos días después de esa tarde en el parque subí a un avión y volví a Buenos Aires. Al monoambiente donde me esperaba la misma mujer que había abandonado meses atrás. Ella tampoco se sorprendió al verme.
SOBRE EL AUTOR
Marcelo Filzmoser nació en la ciudad de Buenos Aires en 1977. Formado bajo la guía de escritores como Carlos Bernatek, Pedro Mairal, Alejandro Crotto, Selva Almada y Julián López, ha sido seleccionado, premiado y editado en diversos certámenes desde el año 2000 en adelante. Cabe mencionar el Leopoldo Marechal en 2008), el Premio Itaú en 2012 y el Audiocuentos de 2018), donde fue ilustrado por Rep. Más de treinta de sus cuentos fueron publicados en el Periódico Irreverentes de España entre 2017 y 2018. De 2014 a 2019 escribió la columna “Apuntes miopes” para la revista Qu. En 2020 se editó Carcaj, libro de poemas ilustrado, y en 2025 salió su novela Mudanzas (Beatriz Viterbo).
Instagram: @marcelofilz